lunes, 30 de septiembre de 2013

Las relaciones como práctica espiritual. Eckhart Tolle

Cuanta verdad encierra este texto. Para los que andamos en la búsqueda espiritual, esto que explica tan certeramente el autor, es una realidad que se presenta cuando uno de los integrantes de la pareja, sigue apegado a lo material y el otro comienza a entender de otro modo la vida. Se crea una brecha, que muchas veces termina en la ruptura de la relación. Es por eso que quise abordar este tema, porque explica claramente, como, a través de la comprensión, y tomando una postura pacífica, intentando ver desde la perspectiva del otro, podemos aceptarlo y tratar de comprenderlo sin pretender cambiarlo. Y así, intentar llevar adelante la relación. Nunca me extiendo tanto con los textos, pero este merecía la pena. Soledad


Ectracto del libro "El poder del ahora"

¿Cuántas persona se necesitan para hacer de su vida una práctica espiritual? No importa si su pareja no quiere cooperar. La salud mental -la conciencia- sólo puede llegar a este mundo a través de usted. Usted no necesita esperar a que el mundo se vuelva cuerdo, o a que otro se vuelva consciente, para ser usted un ilu­minado. Podría llegar a esperar por siempre. No acuse a los demás de ser inconscientes. En el momento en que usted comienza a discutir, se ha identificado con una posición mental y está defendiendo no sólo esa posición sino también su sentido de sí mismo. El ego entra a la carga. Usted se ha vuelto inconsciente. A veces puede ser apropiado señalar ciertos aspectos de la conducta de su cónyuge. Si usted está muy alerta, muy presente, puede hacer eso sin involucrar el ego, sin culpar, acusar o hacer daño al otro. Cuando su compañero actúa inconscientemente, abandone todo juicio. El juicio es, o bien confundir la conducta de alguien con quien es esa persona o proyectar la propia inconsciencia en otra persona y confundir eso con lo que es ella. Abandonar el juicio no significa que usted no reconozca la disfunción y la inconsciencia cuando la vea. Significa ser "el que conoce" en lugar de "ser la reacción" y el juez. Entonces, o bien usted estará totalmente libre de reacción o reaccionará y aún será el que conoce, el espacio en el que la reacción se observa y se le permite ser. En lugar de luchar contra la oscuridad, usted trae la luz. En lugar de reaccionar al error, usted lo ve y sin embargo al mismo tiempo mira a través de él. Ser el que conoce crea un espacio claro de presencia amorosa que permite a todas las cosas y a todas las personas ser como son. No existe mayor catalizador para la transformación. Si usted practica esto, su compañero no puede quedarse con usted y permanecer inconsciente.
Si ambos están de acuerdo en que la relación será su práctica espiritual, mucho mejor. Entonces pueden expresar sus pensamientos y sentimientos mutuamente tan pronto como ocurran, o tan pronto como una reacción surja, de modo que no crean una brecha de tiempo en la que una emoción o una queja se encone y crezca. Aprenda a dar expresión a lo que siente sin acusar. Aprenda a escuchar a su compañero en una forma abierta, no defensiva. Déle espacio para expresarse. Esté presente. Acusar, defenderse, atacar, todos esos patrones diseñados para fortalecer o proteger el ego o para llenar sus necesidades se volverán inoficiosos. Dar espacio a los demás -y a usted mismo- es vital. El amor no puede florecer sin ello. Cuando usted ha suprimido los dos factores que destruyen las relaciones, cuando el cuerpo del dolor se ha transmutado y usted ya no está identificado con la mente y con las posiciones mentales, y si su pareja ha hecho lo mismo, usted experimentará la felicidad del florecimiento de la relación. En lugar de reflejar el uno en el otro su sufrimiento y su incon­ciencia, en lugar de satisfacer sus mutuas necesidades adictivas del ego, reflejarán mutuamente el amor que sienten en lo profundo de ustedes, el amor que viene con la comprensión de su unidad con todo lo que es. Ese es el amor que no tiene contrario.
Si su compañero está todavía identificado con la mente y el cuerpo del dolor mientras que usted ya es libre, esto representará un reto mayor, no para usted sino para su compañero. No es fácil vivir con una persona iluminada, o más bien, es tan fácil que el ego lo encuentra extremadamente amenazador. Recuerde que el ego necesita problemas, conflicto y enemigos para fortalecer la sensación de separación de la que depende su identidad. La mente del compañero no iluminado se sentirá profundamente frustrada porque sus posiciones fijas no encuentran resistencia, lo que significa que se tambalean y se debilitan e incluso corren "peligro" de derrumbarse completamente, lo que produciría la pérdida de la identidad. 

El cuerpo del dolor está pidiendo retroalimentación sin recibirla. La necesidad de discusión, de drama y de conflicto no se satisface. Pero atención: algunas personas que no responden, que se encierran, que son insensibles o están desconectadas de sus sentimientos pueden pensar, y convencer a los demás, de que son iluminadas, o al menos de que no hay "nada malo" en ellas y todo lo malo está en su compañero. Los hombres tienden a hacer eso más que las mujeres. Pueden ver a sus compañeras como irracionales o emocionales. Pero si usted puede sentir sus emociones, no está lejos del cuerpo interior radiante que hay bajo ellas. Si usted está fundamentalmente en su cabeza, la distancia es mucho mayor, y necesita traer la conciencia a su cuerpo emocional antes de llegar al cuerpo interior.
Si no hay una emanación de amor y alegría, presencia completa y apertura hacia todos los seres, entonces no hay iluminación. Otro indicador es cómo actúa una persona en situaciones difíciles o amenazadoras o cuando las cosas "van mal". Si su "iluminación" es autoengaño del ego, entonces la vida pronto le ofrecerá un reto que sacará a flote su falta de conciencia en cualquier forma, como miedo, ira, actitud defensiva, juicio, depresión, etcétera. Si usted sostiene una relación, muchos de los retos le llegarán a través de su pareja. Por ejemplo, una mujer puede tener el reto de un compañero insensible que vive casi completamente en su cabeza. Se sentirá amenazada por su incapacidad de oírla, de darle atención y espacio para ser, lo que se debe a su falta de presencia. La ausencia de amor en la relación, que suele sentirse más agudamente por parte de la mujer que del hombre, disparará el cuerpo del dolor de la mujer y a través de él atacará a su compañero, lo culpará, lo criticará, le hará ver que está equivocado, etcétera. Esto a su vez se convierte en el reto de él. Para defenderse del ataque del cuerpo del dolor de ella, que ve como totalmente injustificado, se atrincherará aún más profundamente en sus posiciones mentales, mientras justifica, se defiende o contraataca. Eventualmente esto puede activar su propio cuerpo del dolor. Cuando ambos han sido dominados así, se ha alcanzado un profundo nivel de inconsciencia, de violencia emocional, de ataque y contraataque salvajes. No disminuirá hasta que ambos cuerpos del dolor se hayan reaprovisionado y entren en estado latente. Hasta la siguiente vez.
Esta es sólo una de un número interminable de posibles situaciones. Se han escrito muchos volúmenes y se podrían escribir muchos más, sobre las formas en que la inconsciencia sale a flote en las relaciones entre hombre y mujer. Pero, como dije antes, una vez que usted entiende la raíz de la disfunción, no necesita explorar sus innumerables manifestaciones.
Miremos de nuevo brevemente la situación que acabo de describir. Cada amenaza que contiene es una oportunidad de salvación. En cada etapa del proceso disfuncional que se desarrolla, es posible la liberación de la inconsciencia. Por ejemplo, la hostilidad de la mujer podría ser una señal para que el hombre salga de su estado de identificación con la mente, despierte al Ahora, se vuelva presente, en lugar de sentirse aún más identificado, aún más inconsciente. En lugar de "ser" el cuerpo del dolor, la mujer podría ser el conocedor que observa el dolor emocional en sí misma, accediendo así al poder del Ahora e iniciando la transmutación del dolor. Esto suprimiría la proyección compulsiva y automática del mismo hacia el exterior. Entonces podría expresar sus sentimientos a su pareja. No hay garantía, por supuesto, de que él escuche, pero le da una buena oportunidad de volverse presente y desde luego rompe el círculo malsano de la actuación involuntaria según viejos patrones mentales. Si la mujer pierde esa oportunidad, el hombre podría mirar su propia reacción mental-emocional al dolor de ella, su propia actitud defensiva, en lugar de ser la reacción. Podría entonces observar cómo su propio cuerpo del dolor se dispara y traer así conciencia a sus emociones. De esta manera, surgiría un claro y calmado espacio de pura conciencia: el que conoce, el testigo silencioso, el que observa. Esta conciencia no niega el dolor y sin embargo está más allá de él. Lo deja ser y sin embargo lo transmuta al mismo tiempo. Acepta todo y lo transforma todo. Se habría abierto una puerta para ella a través de la cual podría fácilmente unirse a él en ese espacio.


Si usted está habitualmente, o al menos la mayoría de las veces, presente en su relación, este será el mayor reto para su compañero. No podrá tolerar su presencia durante mucho tiempo y permanecer inconsciente. Si está listo, cruzará la puerta que usted le abrió y se unirá a usted en ese estado. Si no lo está, se separarán como el agua y el aceite.

"La luz es demasiado dolorosa para el que quiere permanecer en la oscuridad."

sábado, 21 de septiembre de 2013

Biografía de Osho (Chandra Mohan Jain)



(11 de diciembre de 1931 - 19 de enero de 1990), nació con el nombre de Chandra Mohan Jain y conocido también como Acharya Rajneesh en los años sesenta, como Bhagwan Shree Rajneesh en los años setenta y años ochenta, y como Osho desde los años noventa fue un místico indio, gurú y maestro espiritual que inspiró un controvertido movimiento espiritual en la India, los Estados Unidos, los Países Bajos, Alemania, y muchos otros países.

ACERCA DE OSHO

La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, en las memorias del pasado y la anticipación del futuro.
Sólo en raros momentos tocamos la dimensión sin tiempo del presente: en momentos de súbita belleza o de repentino peligro, en el encuentro con un amante o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y competitividad, y comienzan a vivir en el mundo atemporal. Y de aquellos que lo hacen, solo unos pocos han intentado compartir su experiencia.

Lao Tsé, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, Gurdjieff, Ramana, Maharashi, Krishnamurti… ellos son considerados por sus contemporáneos como excéntricos o locos; después de su muerte son llamados “filósofos”.
Con el tiempo se tornan leyendas, no seres humanos de carne y hueso sino, tal vez, representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de crecer más allá de la pequeñez, la trivialidad y el sinsentido de nuestras vidas cotidianas.
Osho es alguien que ha descubierto la puerta para vivir su vida en la dimensión atemporal del presente. El se ha llamado a sí mismo un “verdadero existencialista”, y ha dedicado su vida a la provocación para que otros busquen la misma puerta, para que salgan del mundo del pasado y el futuro y descubran para sí mismos, el mundo de la eternidad.
Desde su temprana infancia, fue un espíritu rebelde e independiente, insistiendo en experimentar la verdad más que en adquirir conocimientos y creencias dados por otros. Luego de su iluminación, a los veintiún años, Osho completó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Viajó a través de toda India dando charlas, desafiando a los líderes religiosos ortodoxos en debates públicos, cuestionó todas las creencias tradicionales y se encontró con gente de todo tipo.
Leyó extensivamente, todo aquello que ampliaría su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo.
A fines de la década del ’60, Osho ya había comenzado a desarrollar sus originales técnicas de meditación dinámica.
El hombre moderno, dice, está tan cargado con las tradiciones anticuadas del pasado y las ansiedades de la vida moderna, que debe atravesar un profundo proceso de limpieza antes de que pueda tener la esperanza de descubrir el estado relajado y sin pensamiento de la meditación.
A principios de los ’70, los occidentales comenzaron a escuchar acerca de Osho. Para 1974, se había establecido una comuna alrededor suyo en Poona, India, y el goteo de visitantes de Occidente pronto se transformó en una inundación.

A lo largo de su trabajo, Osho habló de virtualmente todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, basado no en un entendimiento intelectual sino en su propia experiencia existencial.
No pertenece a ninguna tradición: “soy el comienzo de una conciencia religiosa completamente nueva. Por favor, no me vinculen con el pasado; ni siquiera vale la pena recordarlo!”
Sus discursos a sus discípulos y buscadores de todo el mundo han sido publicados en más de seiscientos volúmenes, y traducidos a treinta idiomas.

Osho dice: “Mi mensaje no es una doctrina ni una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de transformación, así que solamente aquellos que están deseando morir a lo que son y nacer nuevamente a algo tan nuevo que no pueden ni siquiera imaginar ahora… sólo aquellas pocas personas valientes estarán listas para escuchar, porque escuchar será peligroso.

¡Escuchando, has dado el primer paso hacia el renacimiento! Así que no es una filosofía con la cual puedas hacerle un ropaje del cual jactarte. No es una doctrina en la que puedas encontrar consuelo para preguntas amenazantes. No, mi mensaje no es una comunicación verbal. Es mucho más riesgoso. Es nada menos que una muerte y un renacimiento”.

Osho nació en Kuchwada, Madya, Pradesh, India el 11 de Diciembre de 1931. Dejó su cuerpo el 19 de Enero de 1990. Unos meses antes de esto anunció:
“¡Rondaré tras ustedes hasta sus tumbas! Los veré por lejos que escapen. Ya estoy rondando por el mundo entero y aún estoy vivo. Cuando haya muerto, este mundo ya no podrá impedirme nada; no habrá ley, ni parlamento, ni país que pueda poner barreras para mí; entonces andaré por todos lados, haciéndole cosquillas a las personas para que despierten”.



"Yo creo y confío absolutamente en la existencia. Si hay algo de verdad en lo que he dicho, sobrevivirá. La gente interesada en mi trabajo llevará la antorcha, sin imponer nada a nadie, ni por la espada o por el pan. Seguiré siendo una fuente de inspiración para mi gente y eso es lo que la mayoría de mis sanniasins sienten. Deseo que crezcan por sí mismos y que no olviden las cualidades como el amor, alrededor del cual ninguna iglesia puede ser creada, como la consciencia, cualidades que no son monopolio de nadie, igual la celebración, el regocijo y la mirada inocente de un niño. Conózcanse a sí mismos pues el camino es hacia adentro"

Entrevista Italian TV (1989)
Fuentes:

"El arte de morir" Osho

Extracto del 1er. capítulo
Cuando el rabino Bimham yacía en su lecho de muerte, su esposa se echó a llorar.
El le dijo, «¿Por qué lloras? Toda mi vida no ha sido otra cosa que un aprender a morir».

La vida es vivir. No es una cosa es un proceso: No hay otra forma desconocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas, el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado.
La vida no te está esperando en ninguna parte; te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas, es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás. El hombre ha
estado haciendo esto durante siglos.
Los conceptos se han vuelto muy importantes, las explicaciones se han vuelto muy importantes y lo real ha sido olvidado por completo. No vemos lo que de hecho ya está aquí, queremos racionalizaciones.


Oí una hermosa historia.
Hace unos años un americano de renombre tuvo una crisis de identidad.
Buscó la ayuda de la psiquiatría, pero no resolvió nada porque no encontró a nadie que pudiera revelarle el significado de la vida, que era lo que él deseaba conocer. Poco a poco se fue enterando de la existencia de un venerable e increíblemente sabio gurú que vivía en una misteriosa y casi inaccesible región de los Himalayas. Llegó a creer que solamente ese gurú le
podría revelar lo que la vida significaba y cuál debía ser su destino. De modo que vendió todas sus posesiones y empezó su búsqueda del gurú que todo lo sabía. Estuvo ocho años yendo de pueblo en pueblo por todos los Himalayas, buscándole. Y un día acertó a encontrarse con un pastor que le dijo dónde vivía el gurú y cómo debía llegar a ese lugar.
Tardó casi un año en encontrarle, pero lo consiguió. Se presentó a ese gurú, que desde luego era venerable y tenía más de cien años de edad. El gurú accedió a ayudarle, especialmente cuando escuchó todos los sacrificios que el hombre había realizado buscándole.
«¿Qué es lo que puedo hacer por ti, hijo mío?», le preguntó el gurú. , «Necesito conocer el significado de la vida», le contestó el hombre. A lo que, sin dudar un instante, replicó el gurú, «La vida», dijo, «es un río sin fin».
«¿Un río sin fin?», dijo el hombre con asombro. «¿Después de recorrer todo este camino para encontrarte, todo lo que tienes que decirme es que la vida es un río sin fin?»
El gurú se quedó estupefacto, anonadado. Se enfadó mucho y le dijo, «¿Quieres decir que no lo es?»



Nadie puede darte el significado de tu vida. Es tu vida y el significado ha de ser también el tuyo. Los Himalayas no te servirán de ayuda. Nadie más que tú puede encontrarlo. Es tu vida y solamente es accesible a ti.
Solamente con el vivir te será revelado el misterio.
Lo primero que me gustaría decirte es: no lo busques en ninguna otra parte. No lo busques en mí, no lo busques en las escrituras, no lo busques en inteligentes explicaciones; son sólo justificaciones, no explican nada.
Simplemente atiborran tu mente vacía, no te hacen consciente de lo que es.Y cuanto más está la mente atiborrada de conocimiento muerto, más torpe y estúpido te vuelves. El conocimiento hace a la gente estúpida, adormece su sensibilidad. Se atiborran de él, cargan con él, refuerzan su ego con él, pero no les aporta luz y no les indica el camino. No puede hacerla.
La vida ya está burbujeando en tu interior. Solamente puedes contactar con ella allí. El templo no está en el exterior; tú eres su santuario. Por eso lo primero que has de recordar, si quieres saber lo que es la vida, es: nunca la busques en lo exterior, nunca trates de descubrirla en alguien. El significado no puede ser transferido de este modo. Las Maestros más grandes nunca
han dicho nada sobre la vida, siempre te han devuelto a ti mismo.
Lo segundo que has de recordar es: una vez que sepas lo que es la vida sabrás, lo que es la muerte. La muerte es parte del mismo proceso.



Por lo general creemos que la muerte llega al final, por lo general creemos que la muerte se opone a la vida; por lo general creemos que la muerte es el enemigo, pero la muerte no es el enemigo. Y si consideras a la muerte como el enemigo esto simplemente demuestra que no has sido capaz de saber lo que es la vida.
La muerte y la vida son dos polaridades de una misma energía, del mismo fenómeno, el flujo y el reflujo, el día y la noche, el verano y el invierno. No están separados y no son opuestos ni contrarios. Son complementarios. La muerte no es el fin de la vida; de hecho es una culminación de una vida, la cresta de la vida, el clímax, el gran final. Y una vez conoces tu vida y su proceso, entonces comprendes lo que es la muerte.


Del libro " El arte de morir"

viernes, 13 de septiembre de 2013

La meditación según Osho

Meditación no es concentración.  En la concentración existe un Yo concentrándose y hay un objeto sobre el cual se ejerce la concentración.  Hay una dualidad.
En la meditación no hay nadie adentro y nada afuera.  No es concentración.
No hay división entre lo de adentro y lo de afuera…lo interno fluye y fluye hacia lo externo, lo externo fluye y fluye hacia lo interno.
La demarcación, el límite, el borde, ya no existe.
Lo interno está afuera, lo externo está adentro: es una conciencia no dual.
La concentración es una conciencia doble; es por eso que produce cansancio; es por eso que cuando te concentras te sientes exhausto.
No te puedes concentrar durante las veinticuatro horas; tendrás que tomar vacaciones para descansar. 
La concentración jamás se podrá convertir en tu naturaleza.
La meditación puede convertirse en algo constante durante veinticuatro horas, día tras día, año tras año…
Puede transformarse en la eternidad…Es la relajación en sí misma.
La concentración es un acto, un acto de la voluntad.
La meditación es un estado de no voluntad, un estado de inacción…es relajación.
Sencillamente, uno se ha dejado caer en su propio ser, y ese ser es el mismo que el ser del Todo.
En la concentración, tu mente funciona a partir de una conclusión: estás haciendo algo… la concentración surge del pasado.
En la meditación no hay una conclusión detrás, no estás haciendo algo en particular, estás simplemente siendo.
Esto no tiene pasado, el pasado no lo ha contaminado.
No tiene futuro, está desprovista de todo futuro…es lo que Lao Tzu ha llamado: wu wei: acción a través de la inacción.
Es lo que los maestros Zen han estado diciendo:
                        “Sentado en silencio
                        sin hacer nada,
                        llega la primavera
                        y la hierba crece por sí sola”


Recuerda: “por sí sola”, nada se está haciendo…no estás tironeando la hierba hacia arriba.  La primavera llega y la hierba crece por sí sola.
Ese estado, cuando permites que la vida siga su propio camino…cuando no lo quieres dirigir…cuando no quieres ejercer ningún control sobre ella, cuando no estás manipulando…cuando no estás forzando en ella ninguna disciplina…ese estado de pura espontaneidad indisciplinada es la meditación.
La meditación es en el presente, puro presente.
Meditación es inmediatez.
No puedes meditar: puedes estar en meditación…no puedes estar en concentración, pero te puedes concentrar.

La concentración es humana, la meditación es divina.

Extraído del "Libro Naranja" de Osho

jueves, 12 de septiembre de 2013

Deepak Chopra Biografía

Deepak Chopra (hindi: दीपक चोपड़ा), nacido el 22 de octubre de 1946), es un médico, escritor y conferencista indio.

Comunicador y escritor prolífico, ha escrito extensamente sobre espiritualidad y el poder de la mente en la curación médica. Está influenciado por las enseñanzas de escrituras tradicionales indias como el Ayurveda, corriente tradicional de la medicina hindú, los Vedānta y el Bhagavad Gita. Es uno de los seguidores de Jiddu Krishnamurti


Licenciado en Medicina en el All India Institute of Medical Sciences, emigró a Estados Unidos, Cuya nacionalidad posee, en 1968, y allí trabajó en tres hospitales, especializándose en endocrinología y obteniendo licencia médica. Fue profesor en las facultades de medicina de la Universidad de Tufos y de Boston y ocupó cargos directivos en el New England Hospital de Massachussets y el Boston Medical Center, para pasar a ejercer la medicina privada. Se especializa en Técnica de Meditación Trascendental y practica la medicina alternativa. Es fundador y director del Centro Chopra para el Bienestar y el Instituto Médico Mente – Cuerpo, ambos en California.

Ha publicado más de 25 libros traducidos en casi todos los idiomas. Sólo en inglés lleva vendidos más de 10 millones de ejemplares. Fundó y dirige El Centro Chopra para el Bienestar y el Instituto Médico Mente-Cuerpo, ambos en La Jolla, California (EE. UU.). Algunos de sus libros más importantes son:
Conocer a Dios.
Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo, también titulado otra veces como Cuerpo eterno; Mente intemporal.
El libro de los secretos.
El sendero del mago.
Iluminación.
Las 7 leyes espirituales del éxito.
Los señores de la luz.
Peso perfecto.
Rejuvenezca y viva más tiempo.
Sincrodestino.
Un camino a la sabiduría.
Viaje hacia el bienestar.
Un ángel se acerca.
Kama Sutra: incluye las 7 leyes espirituales del amor.
Curación cuántica.
Almas gemelas.
El perdón.
Buda.
Jamás moriremos.
Jesús.
Las 7 leyes espirituales del éxito para padres.
El tercer Jesús.
Mahoma.
la perfecta salud
El alma del liderazgo
la receta de la felicidad


Fuente Wikipedia

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El libro de los secretos Deepak Chopra

(extracto)

Secreto 12. No hay más tiempo que el ahora.

El décimo segundo secreto es sobre cómo emplear el tiempo.
El mejor uso que puedes hacer de él es para reconectarte con tu ser. El mal uso del tiempo se reduce a lo contrario: alejarte de tu ser.
 
Siempre hay tiempo suficiente para evolucionar porque tú y el universo se despliegan Juntos. ¿Cómo puedes comprobarlo? Una manera es mediante la práctica sánscrita llamada sankalpa. Cualquier intención o pensamiento tras del cual vaya tu voluntad es un sankalpa. El término comprende la idea de medios: una vez que has expresado un deseo o pensamiento que quieres realizar, ¿cómo obtienes resultados? La respuesta depende en gran medida de tu relación con el tiempo (la raíz etimológica kalpa significa tiempo).





Si la eternidad es parte de tu ser, el deseo se realizará espontáneamente sin demora. Tienes el poder de jugar con el tiempo tal como lo harías con cualquier otra parte de tu mundo. Si la eternidad mantiene una relación indecisa con tu ser, algunos deseos se realizarán espontáneamente y otros no. Habrá demoras y la preocupación de que tal vez no obtengas lo deseado. Tu capacidad para dejarte ir con el tiempo es poco firme pero está en desarrollo. Si la eternidad no tiene relación con nuestro ser, necesitarás trabajo y determinación para obtener lo que quieres. No tienes poder sobre el tiempo. En vez de jugar con él, estás sujeto a su marcha inexorable. A partir de estas categorías generales podemos proyectar tres sistemas de creencias. Considera con cuál te identificas mejor. 
·       
1. Me siento presionado por el tiempo. No hay horas suficientes en el día para lograr todo lo que quiero. Las demás personas reclaman mucho de mi tiempo y no puedo hacer más para mantener todo en equilibrio. Lo que he obtenido en la vida ha sido mediante trabajo duro y determinación. Hasta donde sé, éste es el camino de éxito.
2. Me considero muy afortunado. He logrado hacer muchas de las cosas que siempre quise. Aunque llevo una vida ajetreada, encuentro la manera de tener tiempo para mí. De vez en cuando las cosas se solucionan por sí mismas. En el fondo, espero que mis deseos se realicen, pero no me molesto si esto no ocurre.
 
3. Creo que el universo te da todo lo que necesitas. Sin duda, éste ha sido mi caso. Me sorprende comprobar que cada uno de mis pensamientos suscita alguna respuesta. Si no obtengo lo que quiero, es porque algo dentro de mí lo está bloqueando.

Dedico mucho más tiempo a trabajar en mi conciencia interna que a luchar con fuerzas externas. Éstas son sólo instantáneas de sankalpa, pero la mayoría de las personas cae dentro de alguna de estas categorías.
Representan, también de manera muy general, tres etapas de la evolución personal. Conviene saber que existen, pues a muchos les parecerá difícil creer en una realidad distinta a la primera, en la cual el trabajo duro y la determinación son los únicos medios para obtener lo que se quiere.
Una vez que percibes algún indicio, por pequeño que sea, de que los deseos pueden realizarse sin tanto esfuerzo, puedes avanzar a una nueva etapa de crecimiento.
El crecimiento se logra mediante la conciencia, pero hoy puedes cambiar tu relación con el tiempo:

  • Permitiré que el tiempo se despliegue para mí. 
  • No olvidaré que siempre hay suficiente tiempo. Seguiré mi propio ritmo. 
  • No haré mal uso del tiempo con postergaciones y aplazamientos. 
  • No temeré lo que el tiempo traiga en el futuro. 
  • No lamentaré lo que el tiempo trajo en el pasado. 
  • Dejaré de correr contra el reloj. 

Procura adoptar hoy sólo una de estas resoluciones y comprueba cómo cambia tu realidad.
El tiempo no es exigente, aunque todos actuamos como si el reloj gobernara nuestra existencia (y aunque no creamos esto, le seguimos la pista muy de cerca).
 
La razón de ser del tiempo es desplegarse de acuerdo con tus necesidades y deseos.
Comenzará a hacerlo si renuncias a la creencia contraria que el tiempo es una carga.


Comparto el Link de descarga del libro completo,
a la izquierda del título de la entrada. 

viernes, 6 de septiembre de 2013

Una perspectiva general de la vida y obra de Krishnamurti


Una perspectiva general de la vida y obra de Krishnamurti

Jiddu Krishnamurti nació el 11 de mayo de 1895 en Madanapalle, un pequeño pueblo del sur de la India. La Dra. Annie Besant, entonces presidenta de la Sociedad Teosófica, adoptó a Krishnamurti y a su hermano cuando eran jóvenes y junto con otros proclamó a Krishnamurti como el próximo Instructor del mundo, venida que ya habían pronosticado los mismos teósofos. Para preparar el mundo para esa venida, se creó una organización mundial llamada “La Orden de la Estrella” y el joven Krishnamurti fue designado como su máximo dirigente.

Sin embargo, en 1929 Krishnamurti renunció a ese papel que supuestamente debía jugar, disolvió la Orden que ya tenía un inmenso número de seguidores y devolvió todo el dinero y las propiedades donadas para ese trabajo.

A partir de entonces, durante casi sesenta años hasta su muerte el 17 de febrero de 1986, viajó por todo el mundo hablando a grandes audiencias y a individuos, de la necesidad de un cambio radical en la humanidad.

Krishnamurti es considerado mundialmente como uno de los grandes pensadores y maestros religiosos de todos los tiempos. Él no enseña ninguna filosofía ni religión, sino que habla de las cosas que nos afectan a todos en nuestra vida cotidiana, de los problemas del vivir en una sociedad moderna, con su violencia y corrupción, de la búsqueda individual de seguridad y felicidad, de la necesidad que la humanidad se libere a sí misma de las cargas internas del miedo, de la ira, de las injurias y del sufrimiento. Con gran precisión expone el funcionamiento sutil de la mente humana, y señala la necesidad de generar en nuestra vida diaria una cualidad meditativa profunda y espiritual.

Krishnamurti no perteneció a ninguna organización religiosa, secta o país, ni suscribía a ninguna escuela política o pensamiento ideológico. Todo lo contrario, mantenía que estos eran los factores mismos de la división entre seres humanos y la causa de conflictos y guerras. Insistía una y otra vez a los que le escuchaban, que ante todo somos seres humanos y no hindúes, musulmanes o cristianos, que somos como el resto de la humanidad, y que no existe ninguna diferencia entre unos y otros. Pedía que anduviéramos de puntillas por este mundo sin destruirnos unos a otros ni al medio ambiente; transmitía a quienes le escuchaban un sentimiento de profundo respeto a la naturaleza. Su enseñanza trasciende las creencias, los sistemas, el sentimiento nacionalista y sectario creados por el hombre. Al mismo tiempo, aporta un significado y una orientación nueva a la humanidad en su búsqueda de la verdad. Su enseñanza, aparte de ser relevante para la era moderna, es atemporal y universal.

Krishnamurti no hablaba como un gurú sino como un amigo, sus charlas y diálogos no se basaban en el conocimiento tradicional sino en sus propias percepciones de la mente humana y en su visión de lo sagrado, por lo que siempre transmitía una sensación de frescura y objetividad a pesar de que la esencia de su mensaje no haya variado a lo largo de los años. Cuando se dirigía a grandes audiencias, la gente sentía que Krishnamurti hablaba a cada uno de ellos, señalando los problemas personales de unos y otros. En encuentros personales era un maestro compasivo, escuchaba atentamente al hombre o a la mujer que llenos de sufrimiento habían ido a verle, y les animaba a curarse por ellos mismos gracias a su propia comprensión. Para los estudiosos religiosos, sus palabras aportaban una luz nueva sobre los conceptos tradicionales. Krishnamurti aceptó el reto de los científicos y psicólogos modernos, juntos investigaron paso a paso sus teorías y, en ocasiones, eso les permitió discernir las limitaciones de sus propias teorías.

Krishnamurti dejó una gran cantidad de literatura en forma de charlas públicas, escritos, diálogos con profesores y estudiantes, científicos y renombrados religiosos, conversaciones con individuos, entrevistas en radio y televisión, así como cartas. Mucho de este material ha sido publicado en libros y en formatos audiovisual.

La meditación. Por Krishnamurti

Si durante el día está usted alerta, si está atento a todo el movimiento del pensar, a lo que usted dice, a sus gestos -cómo se sienta, cómo camina, cómo habla- si está atento a sus respuestas, entonces todas las cosas ocultas salen a la luz muy fácilmente. En ese estado de atención lúcida, despierta, todo es puesto al descubierto.
La mayoría de nosotros está inatenta. Darse cuenta de esa inatención, es atención.
La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora en un intento de concentrarse para aprender a meditar, mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo un feísimo, desagradable ser humano.
Para percibir la verdad, uno debe poseer una mente muy aguda, clara y precisa no una mente astuta, torturada, sino una mente capaz de mirar sin distorsión alguna, una mente inocente y vulnerable. Tampoco puede percibir la verdad una mente llena de conocimientos; sólo puede hacerlo una mente que posee completa capacidad de aprender. Y también es necesario que la mente y el cuerpo sean altamente sensibles —con un cuerpo torpe, pesado, cargado de vino y comida, no se puede tratar de meditar. Por lo tanto, la mente debe estar muy despierta, sensible e inteligente.
Las necesidades básicas para descubrir aquello que está mas allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido son tres:
 1) se debe producir un estado de altísima sensibilidad e inteligencia en la mente; 
2) ésta debe ser capaz de percibir con lógica y orden; 
3) finalmente, la mente debe estar disciplinada en alto grado.



Una mente que ve las cosas con total claridad, sin distorsión alguna, sin prejuicios personales, ha comprendido el desorden y está libre de él; una mente así es virtuosa, ordenada. Sólo una mente muy ordenada puede ser sensible, inteligente.
Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar "lo que es" sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.
La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.
Comprender el ahora es un inmenso problema de la meditación —ello es meditación. Comprender el pasado totalmente, ver dónde radica su importancia, ver la naturaleza del tiempo, todo eso forma parte de la meditación.
En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no "cómo meditar".
La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control. Una mente así, se halla, entonces, en un estado de meditación.
Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento, cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela, con la nube o con ese rostro.
Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar atenta, la que dice: "¿Puedo estar atenta todo el tiempo?" A lo que uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención, no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención, ya está atenta —no hay que hacer nada más.
La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la meditación.
Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entonces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, Y de ese modo el juego continúa interminablemente. Y si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.
El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente. La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.

Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso del pensamiento. Si observas, verás que ese período de silencio, ese intervalo, no es de tiempo, y el descubrimiento de ese intervalo, la total experimentación del mismo, te libera del condicionamiento.
La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis. Algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación. No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dais el primer paso, ese es el último. No hay otro paso.
Krishnamurti

martes, 3 de septiembre de 2013

EL SILENCIO HABLA Eckhart Tolle

(EXTRACTO DEL 1er. CAPÍTULO )

Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo
mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.
Tu sentido más interno de tí mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable
de la quietud. Ese es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma. 
La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno o
conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten 
en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni
mundo.
             Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.


El equivalente del ruido externo es el ruido interno. El equivalente del silencio externo es la quietud interna. 
Cuando quieras que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. 
Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de tí, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio. 
Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no
estás pensando. Eres consciente, pero no piensas. 
Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna.
Estás presente. Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo
humano. 
Mira un árbol, una flor, una planta. Deja que tu conciencia descanse en ellos.
¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser! 
Permite que la naturaleza te enseñe la quietud. 
Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te aquietas. Conectas con él a un nivel muy profundo. Te sientes unido a cualquier cosa que percibes en y a través de la quietud. Sentir tu unidad de ti mismo con todas las cosas es verdadero amor. 
El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud. Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido. Ese es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma. 
Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus 
percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental. Siendo consciente de la
conciencia surge la quietud interna. 
Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio. ¿Cómo?
Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de paz interna que es quietud. 
Cuando aceptas profundamente este momento tal como es —tome la forma
que tome—, estás sereno, estás en paz.
Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano o de una flauta, o al breve descanso entre la inspiración y la espiración. 
Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de «algo» se convierte simplemente en conciencia. Surge de dentro de tí la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificación con la forma. 

La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas.