lunes, 17 de abril de 2017

El poder de la intención - Wayne Dyer


Si existe una fuerza omnipresente de la intención que no está solo dentro de mí sino en todo y en todos, estamos conectados por esa Fuente omnipresente a todo y a todos, así como a lo que nos gustaría ser, lo que nos gustaría tener, a lo que queremos alcanzar y todo lo que nos ayudará en el universo. Lo único que necesitamos es re-ajustarnos y activar la intención. No se puede dividir y está presente en todo cuanto ves y tocas. Extiende tu consciencia de este campo infinito de energía hasta más allá del mundo de la forma y los límites. Esta infinita fuerza invisible está en todos lados, tanto en lo físico como en lo no físico. Tu cuerpo físico forma parte de la totalidad que emana de esa energía. En el momento de la concepción, la intención pone en marcha la forma física que adoptarás y el desarrollo del proceso de crecimiento y de envejecimiento. También pone en marcha los aspectos no físicos, como las emociones, los pensamientos y la forma de ser. En este caso, la intención es el potencial infinito que activa tu aparición física y no física sobre la tierra. La única manera de desactivar esa fuerza durmiente consiste en convencerte de que estás separado de ella. 
Activar la intención significa reintegrarte a tu Fuente Cuando lo actives, empezarás a notar que tu vida tiene un objetivo y te dejarás guiar por tu ser infinito

Tu vanidad 
Tu vanidad es fundamentalmente lo que hace que te sientas especial; por tanto, vamos a ver en qué consiste ese concepto de ser especial. Es esencial que tengas un gran concepto de ti mismo y que te sientas único. El problema lo hallas cuando identificas mal tu verdadera personalidad y te identificas con tu cuerpo, tus logros y tus posesiones. Entonces consideras inferiores a las personas que han conseguido menos cosas, y tu superioridad vanidosa te hace sentirte continuamente ofendido, de una u otra forma. Este error en la identificación es la causa de la mayoría de tus problemas, y de la mayoría de los problemas de la humanidad. Sentirse especial nos lleva a la vanidad. Con el yo como centro, mantienes la ilusión de que tú eres tu cuerpo, una entidad totalmente separada de los demás. Esta sensación de estar separado te lleva a competir con los demás en lugar de colaborar con ellos. En última instancia se produce una falta de correspondencia con el Espíritu, que se transforma en un tremendo obstáculo para que te conectes a la fuerza de la intención. Para renunciar a la vanidad, tienes que tomar conciencia de lo afianzada que está en tu vida. El ego es simplemente una idea de quién eres que llevas a cuestas. Como tal, no se te puede quitar con una operación quirúrgica de «egoectomía». 
Esta idea de quién eres debilitará continuamente cualquier posibilidad de conexión con la intención. 


Siete pasos para vencer el dominio del ego 

He aquí siete recomendaciones para ayudarte a trascender esas arraigadas ideas de la vanidad. 
Todas ellas están destinadas a evitar que te identifiques en una clave falsa con el ego y la vanidad. 

1. No te sientas ofendido. La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Pero puedes convertirte en degustador de la vida y corresponderte con el Espíritu universal de la Creación. No puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote ofendido. Por supuesto, actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación masiva con el ego, pero vive en paz. Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra. 


2. Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable. Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos. No existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día. Pero hoy es otro día, y hay que tener en cuenta otros competidores y otras circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo opuesto de ganar es perder. Ese es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego. Adopta el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo. Vive en paz, correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente, aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de ir tras ellas. 

3. Libérate de la necesidad de tener razón. El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la intención. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: No soy tu esclavo. Quiero abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Cuando te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la fuerza de la intención, pero ten en cuenta que el ego es un combatiente muy resuelto. He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: «¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener razón?». Cuando eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con la fuerza de la intención. La Fuente universal empezará a colaborar contigo en la creación de la vida que la intención quiere que lleves. 


4. Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible cuando te consideras superior a los demás. No por viejo es menos cierto este dicho: Todos somos iguales ante los ojos de Dios. Olvídate de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones, impuestos por el ego. Cuando proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad. Estos sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la intención. . 


5. Libérate de la necesidad de tener más. El mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como sí te llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz. La Fuente universal está satisfecha de sí misma, en continua expansión y creando nueva vida, sin intentar jamás aferrarse a sus creaciones por sus recursos egoístas. Crea y se desliga. Cuando te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente.  Si valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio san Francisco de Asís: «... es dar cuando recibimos». Al permitir que la abundancia fluya hasta ti y a través de tí, estableces correspondencia con la Fuente y aseguras que esa energía siga fluyendo. 


6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros. Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios escribe toda la música, Dios canta todas las canciones, Dios construye todos los edificios. Dios es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizado con esta idea. Todo emana de la Fuente. ¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero atribuyele todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia y de la que formas parte materializada. Cuanto menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás con las siete caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te surgirán con más frecuencia. Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente. 


7. Libérate de tu fama. La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Asi funciona el ego. Es una ilusión que se alza entre ti y la Fuerza de la intención. No hay nada que no puedas hacer, a menos que te desconectes de la fuerza y te convenzas de que tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad y dediques tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás.

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Controla tu diálogo interior. Ilumina los momentos de duda y depresión. Observa los momentos que no forman parte de tu naturaleza más elevada. Rechaza los pensamientos que fortalezcan tu incapacidad para corresponderte con la intención. Un buen consejo: Mantente fiel a la luz. Hace poco un amigo y maestro mío se enteró de que yo tenía cierto problema y me escribió lo siguiente: «Wayne, recuerda que el sol brilla tras las nubes». Mantente fiel a la luz que siempre está ahí. 
Sé consciente de la baja energía. Recuerda que todo, incluidos tus pensamientos, posee una frecuencia energética que puede calibrarse para determinar si te va a fortalecer o a debilitar. Cuando veas que tienes pensamientos de baja energía o que estás inmerso en una energía baja, debilitadora, decide llevar una vibración más alta a esa situación que te debilita. 


Extracto del libro "El poder de la intención" de Wayne Dyer






sábado, 4 de abril de 2015

Premios Parabatais

Después de mucho tiempo de inactividad en mis blogs, vuelvo para entregar el premio "Parabatais" que me fue otorgado muy generosamente por +Francisco Moroz  desde su hermoso blog "Abrazo de libro". Donde se pueden apreciar entre muchas otras genialidades, sus magníficas sus letras...y a quien le otorgo el premio Dardos que deseaba. Muy merecido!



Por ello quizá y solo por ello,

se llenen nuestras almas de recelos,
nuestra cabeza de miedo, enloqueciendo de prisas.
Queremos bebernos raudos la savia que nos habita.

La hierba ya no veré nacer en tierras yermas,
ni los prados verdear, ni flor ni fruto.
No presentiré a los que me sigan,
ni a los que ahora acompañan el terrible luto.

Francisco cuenta que "Los Parabatais" son un par de guerreros que luchan como compañeros durante toda la vida, les une un juramento que los liga en vínculo indestructible.. sólo la muerte puede hacer que se separen.


Las normas de este premio, para los que las quieran acatar, son:

*Añadir tu premio al blog
*Nominar otros 10
*Avisarles
*Y si queréis, solo si queréis, haceros seguidores de quién os nomina.

Muchas gracias Francisco por el reconocimiento y procedo encantada de compartirlo con algunos de mis amigos blogueros a los que admiro y extraño mucho!

Pero...como inesperadamente acabo de recibir también este premio de parte de +Tulkas Hammer Pain , desde su blog "Donde los valientes viven eternamente".. amigo al que ya se lo había otorgado a continuación, puedo entregarlo a 10 Blogueros mas!

Muchas gracias por recordarme amigo!!!!!! +Tulkas Hammer Pain

Va con mucho cariño para:
(Y se me quedan muchos en el tintero...)
+Gema Avefénix "Ave Fénix" 
+Enrique Carratalá "Blog Personal"
+María Eugenia Marínez Garcés  "Horizonte femenino"
+Ainhoa Núñez Reyes  "La mejores cosas suceden cuando menos te las esperas"
+Tulkas Hammer Pain  "Donde los valientes viven eternamente"
+Graciela Marta Alfonso "Hilo de Ariadna Grace"
+Mirta Ester Castillo "Arte +"
+Cristina Pernas García "Mujer después de los 40"
+Gerard foz bosch "Gerard Foz, El rincón perdido"
+Ana I. Sanso "Hadas suburbanas"
+Amparo Muñoz "Alma de silencio"
+Sonia Le Lo "Bitácora de fotografía"
+Hanna Xesco "Desnudando sensaciones"
+Tramos Romero "Bolboreta laberinto caótico"
+Alejandra Sanders "Cuentos de Terror y profecías"
+Susana fadón "Suxana le blog"
+Alberto Osvaldo Colonna Pirilla "El paraíso o el infierno"
+Rubén Lara Conde "Películas de terror"
+Gregorio Garcia Alcalá "El blog de Rasputín rojo"
+carlos javier nuñez vazquez  "Redes sociales"
+María Pilar  "Retazos de vida"
+Juanan G.C. "Que glamour hay en esto?"
+Josetxu Idem "Talco negro"
Y en especial para +Alfmega marin y su "Esse Imaginaria" donde despliega sus alas y nos deleita con sus incomparables letras, ahora también plasmadas en su maravilloso libro "Esse Imaginaria"

Espero haber contado bien.. ;) Muchas gracias a TODOS los amigos blogueros por tantos lindos momentos compartidos. Un fuerte abrazo a cada uno!!


jueves, 31 de julio de 2014

La sombra oscura del ego Eckhart Tolle


En tanto eres incapaz de acceder al poder del Ahora, cada dolor emocional que experimentas deja detrás de sí un residuo de dolor que vive en ti. Se mezcla con el dolor del pasado, el cual ya esta allí, y se instala en tu mente y en tu cuerpo. Esto, por supuesto, incluye el dolor que sufriste en tu niñez, causado por la inconciencia del mundo dentro del cual naciste.

El dolor acumulado es un campo energético negativo que ocupa tu cuerpo y tu mente. Si lo piensas como una entidad invisible con su propio derecho a existir, te estás acercando bastante a la realidad. Es el cuerpo del dolor emocional. Tiene dos formas de ser: dormido y activo. Un cuerpo-dolor puede permanecer dormido un 90% del tiempo. Sin embargo, en una persona profundamente infeliz, puede estar activo en un 100% del tiempo. Algunas personas viven casi enteramente a través de su cuerpo-dolor, mientras que otras tal vez lo experimenten solamente en ciertas situaciones, tales como en vínculos íntimos, o situaciones ligadas con pérdidas pasadas o abandonos, heridas físicas o emocionales, etc. Cualquier cosa puede dispararlo, particularmente si resuena con un patrón de dolor de tu pasado. Cuando está listo para despertarse de su estado de sueño, incluso un pensamiento o un inocente comentario hecho por alguien cercano a ti puede activarlo.


Los pensamientos y los sentimientos que tienes acerca de tu vida se vuelven entonces profundamente negativos y auto-destructivos. Las enfermedades y los accidentes muy a menudo son creados de ésta forma. Algunos cuerpos-dolor llevan a sus huéspedes al suicidio.


… Estate atento a cualquier signo de infelicidad en ti mismo, en la forma que sea – podría ser el cuerpo-dolor que se está despertando. Esto puede tomar la forma de irritación, impaciencia, un estado de animo sombrío, un deseo de lastimar, furia, queja, depresión, una necesidad de tener un drama en tu vínculo, y así. Agárralo en el momento en que se despierta de su estado de sueño. 

El cuerpo-dolor quiere sobrevivir, tal como cualquier otra entidad que existe, y sólo puede sobrevivir si consigue que tú, inconscientemente, te identifiques con él. Entonces él puede levantarse, conquistarte, “convertirse en ti”, y vivir a través de ti. Él necesita conseguir su “comida” a través de ti. Él se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su propia energía, cualquier cosa que cree un poco más de dolor en la forma que sea: furia, destructividad, odio, duelo, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. De modo que el cuerpo-dolor, cuando te ha conquistado, creará una situación en tu vida que refleja de vuelta su propia frecuencia de energía para alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. El dolor no puede alimentarse de dicha. Le resulta bastante indigesta.

Una vez que el cuerpo-dolor te ha conquistado, tú quieres más dolor. Te conviertes en una víctima o en un perpetrador. Quieres provocar dolor o quieres sufrir el dolor, o ambos. En realidad no hay mucha diferencia entre los dos. Tú no estás conciente de esto, por supuesto, y clamarás vehementemente que no deseas el dolor. Pero mira de cerca y encontrarás que tu pensamiento y tu actitud están diseñados para mantener el dolor, para ti y para otros. Si estuvieras verdaderamente consciente de ello, el patrón se disolvería, porque desear más dolor es locura, y nadie puede estar loco conscientemente.



El cuerpo-dolor, el cual es la sombra oscura proyectada por el ego, en realidad le tiene miedo a la luz de tu conciencia. Tiene miedo de que lo descubran. Su supervivencia depende de tu identificación inconsciente con él, así como de tu miedo inconsciente a enfrentar el viejo dolor que vive en ti. Pero si no lo enfrentas, si no traes la luz de tu conciencia hacia el dolor, serás forzado a vivirlo una y otra y otra vez. El cuerpo-dolor puede parecerte como un monstruo peligroso al que no puedes soportar mirar directamente, pero te aseguro que es un fantasma insustancial que no puede permanecer frente al poder de tu presencia.

Algunas enseñanzas espirituales declaran que todo dolor es en última instancia una ilusión, y eso es cierto. La pregunta es: ¿Es eso cierto para ti? Una mera creencia no lo convierte en realidad. ¿Quieres experimentar dolor por el resto de tu vida y seguir diciendo que es una ilusión? ¿Eso te libera del dolor? Lo que nos ocupa en este caso es, cómo puedes hacer para darte cuenta y REALIZAR esta verdad – o sea, hacerla real en tu propia experiencia.
Así que el cuerpo-dolor no quiere que tú lo observes directamente y lo veas tal cual es. El momento en que lo observes, siente su campo energético dentro de ti, y lleva tu atención hacia eso, entonces la identificación se rompe. Una dimensión de conciencia superior ha entrado. Yo la llamo PRESENCIA. Ahora tú eres el testigo o el observador del cuerpo-dolor. Esto significa que ya no puede usarte simulando ser tú, y ya no puede alimentarse a través de ti. Has encontrado tu mayor fuente de fuerza interior. Has accedido al poder del Ahora.



Extracto del libro "El poder del ahora" Eckhart Tolle

sábado, 14 de junio de 2014

"La fuerza de creer" Wayne Dyer (Última parte del extracto)

Mi experiencia del perdón


En 1974, una colega de la universidad me ofreció un puesto en el Sur. Cuando decidí aceptarlo, llamé primero a la enfermería en la que según mi primo, había estado mi padre. Allí me comunicaron que Melvin Lyle Dyer había muerto de cirrosis hepática y otras complicaciones hacía diez años, y que su cadáver había sido trasladado a Biloxi (Misisipí). Columbus está a unos trescientos veinte kilómetros de Biloxi. Fue entonces cuando me di cuenta de que todo había acabado. Decidí que al finalizar mi visita a la universidad completaría mi viaje y haría todo lo necesario para poner punto final a ese capitulo de mi vida. Todavía tenía esperanzas de encontrar alguna respuesta a este asunto sin resolver. Sentía curiosidad por saber si mi padre había dicho a los responsables del hospital que tenía tres hijos, y si nuestros nombres figuraban en el certificado de defunción. Pretendía hablar con sus amigos en Biloxi para descubrir si él nos había nombrado alguna vez. ¿Habría intentado averiguar en secreto cómo les iba la vida a su ex-esposa y a sus hijos? ¿Le importaba algo? ¿Habría tenido una capacidad de amar que tal vez había ocultado? Lo que más me interesaba era saber cómo se las había arreglado para dar la espalda a su familia durante toda una vida. Buscaba constantemente una muestra de afecto que pudiera haber dejado, y sin embargo, mi odio con respecto a su comportamiento de aquellos años seguía obsesionándome. A mis treinta y cuatro años, me sentía controlado por un hombre que había muerto hacía una década. Alquilé un coche nuevo, quiero decir flamante, para dirigirme a Biloxi.
El cuenta kilómetros sólo marcaba un número: doce. Cuando me disponía a sentarme al volante y a colocarme el cinturón advertí que faltaba el cinturón del acompañante. Salí del coche, desmonté el asiento y de pronto apareció, pegado al suelo del coche con cinta aislante, con la hebilla cubierta de plástico y una goma. Desprendí la cinta y el plástico, y encontré una tarjeta comercial metida en la hebilla. Decía: «Hostal Candlelight... Biloxi, Misisipí», y contenía unas flechas que indicaban el camino. Aquello me resultó extraño, pues el coche no había sido utilizado por nadie antes de que yo lo alquilara. De todas formas, me guardé la tarjeta en el bolsillo de la camisa. Llegué a los alrededores de Biloxi a las 4:50 de la tarde de un viernes y estacioné en la primera gasolinera que vi, para telefonear desde allí a todos los cementerios de Biloxi. En la guía aparecían tres. En el primero comunicaban y en el segundo no contestaban, así que marqué el tercer número, que era el menos singular de la lista. En respuesta a mi pregunta, una voz de hombre ya mayor de 20 me dijo que iba a comprobar si mi padre estaba sepultado allí. Tardó unos diez minutos, y cuando ya me disponía a tirar la toalla, colgar y esperar hasta el lunes por la mañana para proseguir mis averiguaciones, el hombre regresó y pronunció las palabras que ponían fin al viaje de toda una vida: -Sí -dijo-. Su padre fue enterrado aquí. Y me dio la fecha de su inhumación. El corazón me latía con fuerza por la emoción. Le pregunté si me sería posible visitar la tumba esa misma tarde. -Por supuesto, si cuando se marche es tan amable de volver a colocar la cadena de la entrada, puede venir cuando guste -me contestó. Y antes de que pudiera preguntarle cómo llegar al cementerio, añadió: -Su padre está enterrado junto a las tierras del Hostal Candlelight. Cualquiera en la gasolinera podrá indicarle cómo llegar a él. Temblando, alargué la mano hacia el bolsillo de la camisa y eché una ojeada a la tarjeta y a las flechas. Me hallaba a tres manzanas del cementerio.

Cuando finalmente me encontré delante de su lápida leyendo MELVIN LYLE DYER, me quedé paralizado. Estuve dos horas y media conversando con mi padre por primera vez. Grité sin pensar en si había alguien a mi alrededor. Y hablé en voz alta, exigiendo respuestas a una tumba. A medida que el tiempo transcurría, empecé a experimentar una profunda sensación de alivio y me tranquilicé. La calma reinante era tan sobrecogedora que llegué a pensar que mi padre estaba a mi lado. No le hablaba a una lápida. De alguna manera me hallaba en presencia de algo que no podía, ni puedo explicar. Reanudando aquel monólogo, dije: «Siento como si de algún modo me hubieran traído aquí hoy, e intuyo que usted ha tenido relación con ello. Desconozco su papel, si es que lo tiene, pero estoy convencido de que ha llegado el momento de dejar a un lado la rabia y el odio que tanto me han hecho sufrir durante estos años. Quiero que sepa que a partir de este momento, todo ello se ha desvanecido. Le perdono. No sé qué le impulsó a llevar su vida como lo hizo. Estoy seguro de que habrá pasado por momentos de desesperación, sabiendo que tenía tres hijos a los que nunca volvería a ver. Sea lo que fuere lo que ocurría en su interior, quiero que sepa que ya no le odiaré. Cuando piense en usted, lo haré con amor y compasión. Me estoy desprendiendo de todo ese desorden que existe en mí. En el fondo, sé que sólo hizo lo que podía hacer según las circunstancias de la vida en ese momento. A pesar de que no recuerdo haberle visto nunca y de que mi deseo más ferviente era conocerle en persona y escuchar sus propias palabras, no permitiré que esos pensamientos me impidan sentir el amor que ahora tengo por usted». Aquel día, delante de la solitaria lápida al sur de Misisipí, pronuncié palabras que nunca he olvidado, porque marcaron mi forma de vivir a partir de entonces: «Le envío mi amor... Le envío mi amor... De todo corazón le envío todo mi amor». En un momento de pureza y honestidad experimenté el sentimiento de perdón por el hombre que había sido mi padre y por el niño que yo había sido y que tanto había deseado conocerlo y amarlo. Me invadió una sensación de paz y purificación totalmente nueva para mí. Aunque en ese instante no era consciente de lo que me estaba sucediendo, aquel sencillo acto de perdón iba a significar el comienzo de una nueva dimensión en mi vida. Estaba en el umbral de una etapa de mi vida en la que iba a verme rodeado de unos mundos que nunca hubiera imaginado en aquellos días.

Cuando regresé a Nueva York empezaron a producirse una serie de milagros. Escribí Tus Zonas Erróneas con cierta facilidad. Un agente literario apareció en mi vida en el momento justo y bajo unas «extrañas» circunstancias. Tuve una entrevista con un directivo de la editorial T. Y. Crowell, y al cabo de unos días me comunicaron que iban a publicar mi libro. 
Cada paso a lo largo del camino hacia Tus Zonas Erróneas parecía un milagro. Con una frecuencia que me resultaba encantadora, ocurrían hechos extraños y a la vez maravillosos. La persona «adecuada» estaba allí cuando la necesitaba. Hoy estoy convencido de que mi experiencia del perdón, aunque fue emocionalmente agotadora, supuso el inicio de mi transformación.
Significó mi primer encuentro con el poder de mi propia mente para traspasar lo que yo consideraba previamente como las barreras del mundo físico y de mi cuerpo físico. Pablo Picasso dijo en una ocasión: «Cuando trabajo dejo mi cuerpo al otro lado de la puerta, al igual que los musulmanes hacen con sus zapatos antes de entrar en las mezquitas». Esto es lo que hice cuando escribí este libro. Dejé mi cuerpo al otro lado de la puerta. Con ello quiero decir que el mundo de los dolores y las intrusiones se quedó fuera, y que a mis dominios de escritor sólo entró mi mente. En el mundo del pensamiento puro no existen límites. ¿Cuál es el límite de su imaginación? Esta parte de mí constituida por mis pensamientos es energía pura. A medida que voy creando me doy cuenta de que estas palabras e ideas no son sólo para mí, de que yo soy la vía por la que ellas fluyen y de que, cuando me abro, soy libre y dejo mi cuerpo al otro lado de mi puerta como Picasso, entonces formo parte de un proceso creativo que está relacionado con un despertar. 

Extracto del Libro "La fuerza de creer" de Wayne Dyer


miércoles, 4 de junio de 2014

La Fuerza de creer - Wayne Dyer Parte III



Nací en 1940, y me convertí en el benjamín de una familia que ya contaba con dos hijos menores de cuatro años. Mi padre, a quien nunca conocí, nos abandonó cuando yo tenía dos años. Según las historias que han llegado a mis oídos, era un hombre problemático, holgazán y bebedor empedernido, que abusó de mi madre, tuvo sus más y sus menos con la ley y pasó algún tiempo en la cárcel. Mi madre vendía caramelos en una tienda de mala muerte situada en el lado este de Detroit, y los diecisiete dólares semanales que percibía sólo le servían para cubrir los gastos del tranvía y del sueldo de quien nos cuidaba cuando ella se ausentaba. No recibíamos ninguna ayuda de la beneficencia. Pasé buena parte de mis primeros años en hogares adoptivos, que mi madre visitaba cuando le era posible. Todo lo que llegué a saber de mi padre me lo contaron mis dos hermanos. Me imaginaba a una persona violenta y despiadada, a la que ninguno de nosotros le importaba lo más mínimo. Cuanto más sabía de él, más le aborrecía, y cuanto más le aborrecía, más me enfurecía. Finalmente mi cólera se convirtió en curiosidad y empecé a soñar con la posibilidad de conocerle y enfrentarme con él cara a cara. El odio y el deseo de conocer a ese hombre para poder obtener sus respuestas me obsesionaban. En 1949 mi madre se volvió a casar y nos reunió a todos de nuevo. A partir de ese momento ninguno de mis hermanos volvió a mencionar a mi padre, y mis indagaciones siempre se vieron censuradas por una mirada que significaba: «No es un hombre bueno. ¿Porqué te empeñas en descubrir más cosas sobre él?». Pero mi curiosidad y mis pesadillas persistieron. Yo seguía haciendo preguntas, efectuando llamadas telefónicas a parientes que ni siquiera conocía y viajando a ciudades lejanas para charlar con sus ex-esposas sobre él. Como de costumbre, mi búsqueda acababa en frustración.
En 1970 recibí una llamada de un primo al que nunca llegué a conocer, el cual había oído el rumor de que mi padre había fallecido en Nueva Orleans. Pero en ese momento yo no estaba en condiciones de ponerme a investigar sobre el caso. Estaba finalizando mis estudios de doctorado y a punto de trasladarme a Nueva York para aceptar un puesto de profesor adjunto en St. John's University, pasando por un angustioso divorcio y atascado a la hora de escribir. Estaba atrapado a nivel personal (mi divorcio), físico (mi sobrepeso y pésima forma tísica) y espiritual (mi pragmatismo puro, carente de todo pensamiento metafísico). Mis sueños sobre mi padre cobraron fuerza. A veces me despertaba sobresaltado, furioso porque había soñado que daba una paliza a mi padre mientras él me sonreía. Fue entonces cuando llegué al momento crucial de mi vida...
Continúa Parte VI

Extracto del libro "La fuerza de creer"  de Wayne Dyer
                                                   

viernes, 30 de mayo de 2014

La fuerza de creer Wayne Dyer Parte II

Despertar
Usted es un alma acompañada de un cuerpo, en vez de un cuerpo dotado de alma. Es decir, usted no es un ser humano con una experiencia espiritual, sino un ser espiritual con una experiencia humana.
He ilustrado estos principios con ejemplos que forman parte de mi propia trayectoria de transformación personal. Estos principios actúan en el universo incluso mientras usted se halla sentado leyendo estas palabras. Funcionan a pesar de la opinión que usted pueda tener sobre ellos. Es algo comparable a los procesos digestivos y circulatorios que siguen su curso sin contar con su colaboración consciente. El hecho de creer o no creer en estos principios carece de importancia, porque ellos continuarán ejecutando su tarea sin solicitarle su aprobación. Pero si usted se decide en su favor, puede encontrarse viviendo en un estrato totalmente nuevo y disfrutando de una clase de conocimiento superior, un despertar, por llamarle de alguna manera. Su resistencia no le traerá ningún beneficio. Con esta afirmación quiero decir que usted continuará con sus viejas ideas y vivirá según la consabida frase de «Si no lo veo no lo creo». Y trabajará con mucho más ahínco, si cabe, para amasar más dinero. Seguirá considerando las apariencias más importantes que la calidad. Se guiará por las reglas antes que por la ética. Si usted pertenece al grupo de los indecisos, le recomiendo que se mantenga junto a aquello con lo que esté familiarizado. Cuando ya no pueda resistir más inicie su trayectoria de transformación personal, algo así como un «despertar»; estará usted en un viaje sin retorno. Desarrollará un conocimiento tan profundo que llegará a preguntarse cómo pudo haber vivido anteriormente de otro modo. El despertar a la nueva vida comienza a guiarle, y entonces usted sencillamente sabe en su interior que va por buen camino, y ni siquiera es consciente de las protestas de quienes han elegido otra senda. Yo nunca había imaginado que necesitaría un cambio.
No me había trazado ningún plan para modificar mi forma de hacer, ni me había marcado ideales que pudieran mejorar mi vida. Estaba seguro de que había llevado la vida que había deseado. Había obtenido un considerable éxito profesional, y nada parecía faltarme. Sin embargo, he experimentado una gran transformación que ha realzado de un modo especial cada uno de mis días, y que no hubiera creído posible hace unos años...

Continúa parte 3 
                   

Extracto del libro "La fuerza de creer" de Wayne Dyer

martes, 20 de mayo de 2014

" La Fuerza de creer" Wayne Dyer parte I

Usted no puede beberse la palabra agua. La fórmula H2O no puede mantener un barco a flote. La palabra "lluvia" no puede mojarle, debe experimentar el agua o la lluvia para saber lo que esas palabras significan verdaderamente. Las palabras por sí solas le alejan de la experiencia. Y así ocurre con todas las cosas sobre las que escribo en este libro. Las palabras aquí utilizadas pretenden conducirle a la experiencia directa. Si las palabras que empleo le inspiran confianza, es muy probable que usted recoja las ideas que expresan y las convierta en experiencia. Yo creo en estos principios y compruebo que funcionan en todo momento. Ahora me dispongo a compartir mi experiencia con ellos. También ustedes, en su propia vida, ven esencialmente aquello en lo que creen. Por ejemplo, si usted cree firmemente en la escasez, piensa en ella con asiduidad y la convierte en el tema de sus conversaciones, estoy convencido de que acabará viéndola en su vida. Por otro lado, si usted cree en la felicidad y la abundancia, piensa únicamente en ellas, comenta el tema con los demás y actúa en consecuencia, es muy probable que también acabe viéndola.  Los principios sobre los que escribo quizá le exijan abrirse a nuevas ideas. Si usted decide aceptarlas y aplicarlas a su vida, sentirá las marcas dejadas por la apertura en su mente y nunca más volverá a ser el que había sido antes.

La transformación personal viene dada por el conocimiento profundo de que el ser humano representa mucho más que un cuerpo físico, y de que su esencia incluye la capacidad de pensar y sentir, de poseer una conciencia superior y de saber que existe una inteligencia que llena todas las formas del universo. Usted tiene capacidad para encontrar su parte invisible, usar su mente a su antojo y reconocer aquello que conforma su naturaleza humana. Su dimensión humana no se refiere a una forma o un cuerpo, sino a algo mucho más trascendental, guiado por unas fuerzas del universo que están siempre en funcionamiento.

Extracto del libro " La fuerza de creer" de Wayne Dyer

martes, 1 de abril de 2014

TU YO SAGRADO - Wayne Dyer Parte III

USTED ESTÁ AQUÍ POR UNA RAZÓN
Existió un instante del tiempo en el cual usted estuvo en “ninguna parte”. En el momento anterior a la concepción estaba “ahí”. Luego, en un instante glorioso, pasó del ninguna parte al aquí y ahora.
Habrá otro instante glorioso en el que pasará del aquí y ahora al ninguna parte.
A ese momento lo llamamos muerte. Pero usted –ese usted inspirado, inmutable, eterno, indivisible –continuará viviendo. Si es verdad que formamos parte de un sistema inteligente, podemos suponer que ese paso desde ninguna parte al aquí y ahora tiene un propósito. Al darse cuenta de esto puede dejar de plantearse si es una creación divina con un propósito, y sencillamente aceptar que lo es. Forma parte de este sistema inteligente, y está aquí por alguna razón divina. Esa razón tiene que ver con la energía espiritual sobre la que estoy escribiendo. El conocer su yo espiritual constituye su búsqueda sagrada y el reto de su vida.
Muchísimos de nosotros hemos crecido en la creencia de que somos el cuerpo que los alberga, el trabajo que realizamos y la religión que practicamos. Nuestras vidas participan de las realidades exteriores al mismo tiempo que vemos que siempre cambian. Sin embargo, en alguna parte de nuestro interior, nos sentimos iguales.
Puede que nunca le haya dedicado mucho tiempo a ese aspecto del yo, pero si lo hace descubrirá un yo interno que nunca cambia sino que se encuentra inmerso en un mundo cambiante.
Es probable que algún día su yo físico descanse bajo una lápida que dé cuenta de la fecha de su nacimiento y de la de su muerte. Pero su alma interior sabe que usted es eterno. En esa faceta de su yo carece de forma, no tiene límites. Sin límites no hay nacimiento ni muerte. Lo que ha nacido morirá, lo que nunca ha nacido nunca puede morir. ¡Su yo espiritual nunca nació! ¡Su yo espiritual nunca morirá!
El saber esto de una forma que no deje lugar para la duda le capacitará en gran manera para su búsqueda sagrada. Cuando llegue a ese estado, sabiendo que quien es usted es el yo inmutable, tendrá un propósito en su vida.
La iluminación... es real; y cada uno de nosotros puede, quien quiera que seamos, en las circunstancias correctas y con la preparación apropiada, comprender la naturaleza de la mente y conocer por tanto lo que es inmortal y eternamente puro en nosotros. Ésta es la promesa de todas las tradiciones místicas del mundo, y ha sido cumplida y está siendo cumplida en incontables millares de vidas humanas.
Usted puede ser uno de esos millares de seres humanos iluminados. Esto sucederá cuando descubra la naturaleza de su verdadero yo, y relegue a un segundo plano, donde le corresponde, la parte de usted que está centrada en lo físico. Desde allí podrá animarse a continuar y mantener su yo elevado, en lugar de actuar de forma que minen su esencia espiritual.
Todo este asunto de la búsqueda sagrada es real, y puede conocerlo, amarlo y atesorarlo. Una vez que lo haga, ya no querrá volver a vivir de ninguna manera que sea inconsecuente con su yo divino e invisible.
Usted no es ese nombre, ni esa ocupación, ni ese número de la seguridad social, ni ese cuerpo.
Con independencia de su familia, o de la etiqueta que le hayan colgado. En la inteligencia de Dios usted es sagrado, y tiene un propósito para estar aquí. Ese propósito no lo encontrará en el mundo físico. Cuando deje de buscar la satisfacción en el mundo externo, la totalidad de su ser, incluido su mundo
material, reflejará su divinidad.
La verdadera definición de la propia conciencia es el descubrimiento del yo superior y la jubilosa vida. Es la conciencia de su energía interior y lo más elevado de usted mismo. Es una conexión con lo divino y todo lo inmutable. La propia conciencia está en la génesis de su yo.

sábado, 15 de marzo de 2014

" Tu yo sagrado" Wayne Dyer Parte II

Sé que en cada momento soy libre para decidir.
La penetración psicológica más importante que puede tener es darse cuenta de que ha estado mirando en la dirección errónea durante la mayor parte de su vida.
Tómese un momento, ahora mismo, para comprender lo que quiero decir. Imagínese en cualquier postura que le apetezca. De pie, sentado, echado, la que le resulte más fácil de imaginar. Ahora observe la representación mental de usted mismo. Lo que ve es alguien está siempre mirando hacia otra parte,
no hacia sí mismo. Siempre mirando fuera de usted. ¡Está mirando en la dirección equivocada!
Ahora imagínese que es capaz de darse la vuelta y mirar en la dirección opuesta. Si de alguna forma pudiese hacer eso, estaría mirando hacia su interior.


Esto no es una forma de gimnasia mental en la que meramente uno se imagina volviéndose y mirando hacia su interior. Estoy sugiriéndole una manera de conocer su identidad espiritual. Estoy sugiriéndole que acepte el reto y tome el sendero de su búsqueda trascendental. A todos nos han enseñado a mirar al exterior en busca de sustento: mirar más allá de nosotros mismos en busca de fuerza, amor, prosperidad, salud, felicidad y satisfacción espiritual. Se nos ha condicionado para creer que recibimos la gracia de la vida de algún punto externo a nosotros. Pero es posible invertir la dirección de nuestros ojos de fuera hacia dentro. Y cuando lo hacemos, encontramos una energía que habíamos percibido pero no identificado.


ENERGÍA DIVINA
En los seres humanos palpita una energía divina. El poder de esta energía impregna todo nuestro ser y nos permite realizar todas las funciones del vasto repertorio de los pensamientos y conductas humanas. En esta energía divina existen dos aspectos. El aspecto externo hace que el corazón lata, los pulmones se hinchen y los sentidos funcionen: en esencia, mantiene vivos nuestros cuerpos. El aspecto interno de esa energía está dormido, pero podemos despertarlo. Este universo interno es más vasto que el externo. El júbilo interior hace que todo el júbilo que se experimenta en el mundo de los sentidos parezca carente de significado. Cuando se exprimenta esa luz interna, añade a la vida una brillantez que no se parece a nada que puedan describir las palabras. 
Cuando uno descubre su yo más sublime, experimenta esa energía interior y permite que guíe su vida. El adjetivo más corriente para describir esta fuerza interna es “espiritual”. Cuando hablo de espiritualidad y de ser espiritual, describo una actitud hacia Dios, un viaje interior de iluminación. Hablo de desarrollar las cualidades divinas de amor, perdón, bondad y éxtasis que tenemos dentro. Según mi interpretación, la espiritualidad no es cuestión de dogmas ni de reglas. Es luz, júbilo y concentración en la experiencia del amor y el éxtasis internos, y transmitir esas cualidades al exterior. Al viaje destinado a descubrir su yo más sublime lo llamo “Búsqueda sagrada"

DEFINICIÓN DE SU BÚSQUEDA SAGRADA
La energía esencial que le ha alimentado durante toda su vida es la energía exterior. Ésta energía exterior mantiene la vida, pero no proporciona la sensación de éxtasis y plenitud que anhelamos.
En su libro Mistery of the Mind (El misterio de la mente), Swami Muktananda describe la experiencia de la energía divina:
Un día, esa luz explotará y lo verá todo. Verá que el universo entero existe dentro de ella. La luz divina de la Conciencia comenzará a inundarle los ojos y entonces la verá dondequiera que mire. Verá su luminosidad en la gente, en los árboles, las rocas y los edificios. Verá la misma Conciencia alzándose en
cada pensamiento y sentirá que pasa por su mente; adondequiera que vaya su mente, encontrará su propia Conciencia interior, el creador del mundo. Verá que la totalidad del universo está contenida en usted mismo.
Sabrá que todo –todas las infinitas formas del mundo- no son más que emanaciones de su existencia. Se dará cuenta de que es usted quien se refleja en todas partes, y que es su propio reflejo el que pasa ante sus ojos. Usted tiene dentro de sí este poder de trascendencia sobre la vida dominadas por el ego. Puede darse la vuelta y mirar hacia el interior, descubrir su naturaleza espiritual. Entonces podrá vivir cada uno de sus días, con independencia de lo que pueda estar haciendo, con la sensación de éxtasis que se deriva de hallarse en el sendero de la búsqueda sagrada. Hacer explotar esa luz implica entender quién es uno y qué está haciendo aquí, en  esta cosa llamada cuerpo, en este lugar llamado mundo, en este momento de su vida.

UNA MIRADA ÚNICA A SU VIDA

Wayne Dyer - Extracto del libro "Tu yo sagrado"

martes, 11 de marzo de 2014

Biografía, Wayne W. Dyer




El doctor Wayne W. Dyer cariñosamente llamado el "padre de la motivación" por sus fans, es uno de los más respetados en el campo del auto-empoderamiento.
Nació el 10 de marzo de 1940 en Detroit, Michigan. Su infancia transcurrió en orfanatos y hogares de acogida, y ha superado muchos obstáculos para hacer sus sueños realidad. 
Hoy pasa gran parte de su tiempo mostrando a otros cómo hacer lo mismo.
Vive en Maui, Hawaii. Ha estado casado tres veces y tiene ocho hijos, siete de ellos con su tercer mujer y una con la primera. 
Dyer es psicoterapeuta y tiene doctorado en psicología por la universidad del estado de Wayne y de la Universidad de Michigan, y ha enseñado a muchos niveles, desde preparatoria hasta universidad. Es co-autor de tres libros de texto, colabora con muchos periódicos y da conferencias en todo el territorio estadounidense. Aparece regularmente en programas de TV y radio.

Su inspiración fue la rama de la llamada Psicología humanista, y en concreto, Abraham Maslow. Esta pretendía ser el 4º paradigma, después del Psicoanálisis, la Psicología conductista y la Psicología cognitiva. En sus primeros libros, esta influencia se muestra en su creencia en las posibilidades de desarrollo de la persona más allá de "la normalidad", para llegar a desarrollar todas nuestras potencialidades como seres humanos (persona "sin límites"), en lugar de centrarse en tratar la enfermedad o el trastorno para situarse en la normalidad, como hacen las otras teorías psicológicas.
Sus libros “Manifieste su destino” y “Tus Zonas Erróneas”, han sido bestsellers y todavía siguen siendo leídos hoy en día. Dyer ha enseñado a muchos niveles, desde la educación secundaria hasta pasando por el hospital universitario de la universidad Cornell, y ha sido profesor de psicología del asesoramiento en la Universidad de Nueva York. 
En 2009 anunció que tiene leucemia linfocítica crónica. 

Desde hace más de dos años a Wayne Dyer, autor de fama internacional y orador motivacional, se le dijo que tenía cáncer. LLC - Leucemia linfocítica crónica, que es un cáncer de los glóbulos blancos de la sangre. No hay cura para este tipo de cáncer y su tratamiento no se recomienda para las primeras etapas, que básicamente consisten en un "esperar y ver".
Aquellos de ustedes que conocen un poco acerca del Dr. Dyer saben que no es un candidato probable para el cáncer. Ejercita por lo menos dos horas al día (incluyendo yoga, senderismo, natación en el mar y caminar), medita todos los días, cuida su alimentación, y en los últimos años ha alcanzado niveles elevados de conciencia. Entonces, ¿cómo es que tiene cáncer?

"Mi primera reacción fue, es mejor que vuelva a comprobarlo porque yo no he podido crear una leucemia". ..dice el Dr Dyer-
Después del shock inicial, lo estuvo tratando como a todos los demás reveces en su vida. Se cree que cada gran avance espiritual en la vida es precedida por algún tipo de caída o de lucha.Los momentos bajos nos proporcionan energía y una nueva perspectiva para impulsarnos a un lugar más alto. Es esta creencia fundamental la que le ayudó a moverse rápidamente a un estado de aceptación, libre de la reacción normal de la ira, la frustración y el cuestionamiento de - "¿Por qué me está pasando esto a mí? 
El Dr. Dyer dice que él nunca usa palabras como lucha o ataque porque la lucha nos debilita.
Tiene fe en que, en algún nivel, el cáncer es una respuesta de curación del cuerpo. En ciertos casos, el cuerpo puede necesitarlo para curarse en un plano profundo emocional o energético.
En su caso, se le ha dicho que la curación se relaciona con un profundo trauma psicológico experimentado como resultado de sentir que ha fracasado en las relaciones en su vida. Él admite libremente haber experimentado muchas relaciones difíciles en su vida, con su madre y su padre que lo abandonó y con sus tres ex esposas. Afirma que él estaba en una frecuencia de vibración semejante a la de su cáncer, y sospecha que estas experiencias difíciles pueden haber tenido alguna influencia en el mismo. Afortunadamente, nuestra frecuencia energética está en constante cambio, basándose en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Además, a medida que avanzamos hacia niveles superiores de conciencia y la experiencia de nuestra verdadera esencia, nuestro estado vibratorio puede cambiar.
"Estoy bien.” Yo estoy en perfecta salud. "

Parte de la práctica diaria del Dr. Dyer es la repetición de estos dos mantras. Los mantras pueden convertirse en poderosas herramientas de curación, pero tenemos que creer de verdad en ellos y asumir los sentimientos del fín deseado,aún antes de que se haya materializado. Para él, estas palabras se basan en una creencia profundamente arraigada de que el cuerpo tiene la sabiduría perfecta, el cuerpo sabe qué hacer. Su consejo es confiar y creer en el poder invisible e infinito de curación del cuerpo.

Fundamentalmente, tenemos que cambiar nuestro concepto de nosotros mismos. Esto implica dejar de lado cualquier tipo de diálogo interior, como, estoy deprimido, me siento débil, estoy enfermo y reemplazarlo por el estado saludable que deseamos se manifieste.
Esto se convierte en nuestro mantra personal y afecta nuestros sentimientos, nuestra energía y nuestras acciones.
Después de haber enseñado el arte de la manifestación durante años que él cree que los mismos principios que utilizó para ayudar a la gente, lo curarán.

La premisa general es poner la atención en lo que vamos a crear y vivir desde allí. Vivir a partir de ahí, no sólo a nivel intelectual, sino que es más importante a nivel de los sentimientos. Tenemos que obrar con sentimientos para que el deseo se haga realidad en nuestro campo de energía. Esto ayuda a cambiar esa energía o frecuencia vibracional y, posteriormente, facilita la curación a nivel del cuerpo físico. La buena noticia es que no es necesario entender cómo funciona para que funcione!

Al mismo tiempo, nos invita a recordar que no somos nuestro cuerpo físico. En nuestra esencia, somos amor puro. Para realmente sanar, tenemos que reconocer nuestra propia magnificencia y en vivir desde ese lugar de infinito poder.
Uno de los cambios más importantes de los que habla el Dr. Dyer,con respecto a lo que lo ha llevado el tener cáncer es... el despertar del deseo de servir, ser más amoroso y generoso, sin las necesidades del ego de ser agradecido o apreciado. Él lo describe como "dejar crecer lo Divino dentro de ti". 

Vivir con cáncer para él significa vivir desde un lugar de amor puro e incondicional y gratitud. Esta nueva perspectiva es en gran parte, a lo que el Dr. Dyer cree que su cáncer lo ha llevado y lo que ahora puede compartir con el mundo. El amor puro es probablemente su herramienta de sanación más potente y él afirma que se ve y, lo que es más importante aún, se siente mejor de lo habitual.
"Tenemos infinidad de posibilidades y todo lo que tenemos que hacer es recordarlas".

Citas
«Puedes mirarte a ti mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren.»

"Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades".

"Hay una gran mentira, y es decir que somos limitados. Los únicos límites que tenemos son los límites que creemos".

"El ahora es todo lo que hay, y el futuro es simplemente otro momento presente para ser vivido cuando llegue"

"El último traje que usas, no tienes bolsillos"

"La forma más elevada de ignorancia es cuando rechazas algo sobre lo que no sabes nada"


Fuentes: Wikipedia - Palabras del Dr. Dyer, traducidas del inglés, por Tahita http://saludyconsciencia.wordpress.com/