Al ir más allá de los opuestos de la mente, usted se
vuelve como un lago profundo. La situación externa de su vida y lo que pase en
ella, es la superficie del lago. A veces calmada, a veces ventosa y
tempestuosa, de acuerdo con los ciclos y las estaciones. En el fondo, sin
embargo, el lago está siempre en calma. Usted es todo el lago, no sólo la
superficie, y está en contacto con su propia profundidad, que permanece
absolutamente calmada. Usted no se resiste al cambio aferrándose mentalmente a
ninguna situación. Su paz interior no depende de ello. Usted habita en el Ser
-inmutable, intemporal, inmortal- y ya no es dependiente para la realización o
la felicidad de ese mundo exterior que se compone de formas constantemente
fluctuantes. Usted puede gozar de ellas, jugar con ellas, crear nuevas formas,
apreciar la belleza de todo ello. Pero no habrá necesidad de apegarse a
ninguna.
Cuando usted se desapega así, ¿no
significa que también se aleja de los demás seres humanos?
Al contrario. Mientras no es consciente del Ser, la
realidad de los demás seres humanos lo eludirá, porque no se ha encontrado a sí
mismo. A su mente le agradará o desagradará su forma, que no es solamente su
cuerpo sino que incluye su mente también. La verdadera relación se vuelve
posible sólo cuando hay una conciencia del Ser. Viniendo del Ser, usted
percibirá el cuerpo y la mente de otra persona como una especie de pantalla
detrás de la cual usted puede sentir la verdadera realidad del otro, como
siente la suya propia. Así pues, cuando confronta el sufrimiento o la conducta
inconsciente del otro, permanece presente y en contacto con el Ser y es capaz
de mirar más allá de la forma y percibir el Ser radiante y puro de la otra
persona a través del propio. En el nivel del Ser, todo sufrimiento es
reconocido como una ilusión. El sufrimiento se debe a la identificación con la
forma. A veces ocurren milagros de sanación por medio de esta comprensión, al
despertar en otros la conciencia de Ser, si están listos.
¿En eso consiste la compasión?
Sí. La compasión es la conciencia de un vínculo
profundo entre usted y todas las criaturas. Pero hay dos aspectos en la
compasión, dos lados en ese vínculo. Por una parte, puesto que usted todavía
está aquí como un cuerpo físico, comparte la vulnerabilidad y mortalidad de su
forma física con todos los demás hombres y con todo ser viviente. La próxima
vez que diga "No tengo nada en común con esta persona" recuerde que
tiene mucho en común: dentro de unos años -dos o setenta, no hay mucha
diferencia- ambos se habrán convertido en cadáveres que se pudren, luego en
montones de polvo, luego en nada. Esta es una comprensión que lo ayuda a ser
sobrio y humilde y deja poco campo al orgullo. ¿Es este un pensamiento
negativo? No, es un hecho. ¿Por qué cerrar los ojos ante él? En ese sentido,
hay total igualdad entre usted y todas las demás criaturas. Una de las prácticas espirituales más poderosas es
meditar profundamente en la mortalidad de las formas físicas, incluida la
propia. A esto se le llama morir antes de morir. Entre en ello profundamente.
Su forma física se está disolviendo, no existe más. Después viene un momento en
que todas las formas de la mente o pensamientos también mueren. Sin embargo
usted está aún ahí, la presencia divina que es usted. Radiante, completamente
despierta. Nada que fuera real murió nunca, sólo los nombres, las formas y las
ilusiones.
La comprensión de esta dimensión inmortal, su
verdadera naturaleza, es el otro lado de la compasión. En un nivel de
percepción profundo, usted reconoce ahora no sólo su propia inmortalidad sino a
través de la suya la de todas las demás criaturas también. En el nivel de la
forma, usted comparte la mortalidad y la precariedad de la existencia. En el
nivel del Ser, usted comparte la vida radiante, eterna. Estos son los dos
aspectos de la compasión. En la compasión, los sentimientos aparentemente
opuestos de tristeza y alegría se mezclan en uno y se transmutan en una
profunda paz interior. Esa es la paz de Dios. Es uno de los sentimientos más
nobles de los que el ser humano es capaz, y tiene un gran poder curativo y
transformador. Pero la verdadera compasión, como la he descrito, todavía es
escasa. Sentir profunda empatía con el sufrimiento de otro ser ciertamente
requiere un alto grado de conciencia, pero representa sólo una cara de la
compasión. No es completa. La verdadera compasión va más allá de la empatía o
simpatía. No ocurre hasta que la tristeza se mezcla con la alegría, la alegría
del Ser más allá de las formas, la alegría de la vida eterna.
Extracto del libro "El Poder del ahora" de Eckhart Tolle
Creo que para algunos de nosotros el camino de la Compasión habrá de ser tortuoso pero con gran aprendizaje. Ver mas allá de la forma cuando esta no nos parece armoniosa requiere una gran humildad, total desapego a la ilusión y el Gozo de Saberse o una entrega total a través de la Fé.
ResponderEliminarGracias +Soledad Suarez por compartirnos este aporte tan valioso del gran Eckart Tolle que habré de repasar con mucha frecuencia (Y practicarlo bastante) :)
Hay que seguir trabajando, no es fácil asumir lo que somos y nuestras aceptación de que influimos en todo lo que no rodea para cerrar los vínculos con todas las criaturas, es difícil de conseguir. Paz y amor, Soledad.
ResponderEliminarMe encantan estos textos enriquecen el alma, gracias por compartirlos!!
ResponderEliminarLa empatía es importante y necesaria para una convivencia armoniosa, pero sólo es el primer paso, porque sentirte como el otro y ponerte en su lugar no diluye el dolor sino que lo multiplica por dos. Según yo lo veo desde mi profundo desconocimiento de estos temas, ese es sólo el punto de partida para conseguir apaciguar el dolor añadiendo a la escena grandes dosis de paz, calma y serenidad, justo lo que suele perder el que sufre. Grande tu entrada, como siempre y muchas gracias
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